Kincha

Dibujos Elmer Gonzales

La palabra es quechua. Es el método de construcción que consiste en hacer paredes y techos trenzando cañas o totoras. La estructura de la antigua casa de quincha era un esqueleto de horcones, vigas y alfajías de huarango. Para viviendas provisionales se usaba palos de sauce. El quinchado se hacía con diversas cañas y palos que, se nos dice, debían ser cortadas cuando la luna estaba "buena", es decir desde la creciente.

Es cierto que la quincha no permite construir sino un piso. Esa es una verdad para la ciudad; pero piense si la seguridad de su familia no amerita una vivienda más campestre. Las ciudades no brindan ninguna seguridad.

En las antiguas huacas hemos encontrado "achones" de carrizo con totora. La pared se hace más gruesa y térmica, a la vez que se mantiene ligera. No, el único método de construcción no es el ladrillo y el cemento. Lo que si debemos aprender es que el adobe no es seguro, a no ser que se le refuerce con sofisticada tecnología.

La quincha es sin duda el material antisísmico por excelencia para la costa peruana. Pero la gente se ha creído el cuento del ladrillo y el cemento.

Importante también es la firmeza de los techos. Nuestro techo tradicional con caña de guayaquil bien atado a una estructura de huarango, tiene la ventaja de ser ligero: la quincha no mata a nadie. El problema son los ladrones, nos dicen. En efecto es posible abrir un hueco en la quincha y entrar a robar. Pero ¿dónde no entran los ladrones? Por algo nos dice Jesús (y lo recuerdan poco los curas) que "no hay que tener el tesoro en la tierra donde hay ladrones y polillas", y terremotos añadiríamos... Esto no resta responsabilidad a la Iglesia Catolica, cuyos locales se desplomaron matando a cientos de personas. En cada caso los familiares de las víctimas deben pedir la indemnización que amerite. No bastan las limosnas del Vaticano o de cáritas: donde hubo negligencia hay responsabilidad.